El miedo es al arma más poderosa contra
la libertad y en ciudades tan violentas como Ciudad Juárez esta máxima se ha
cumplido hasta hace poco. Feminicidio, muertes violentas, narcotráfico,
secuestros, corrupción policial y política, falta de interés por las víctimas y
por la investigación de determinados hechos violentos, desinformación y olvido…
fueron las consecuencias de este miedo.
Es a partir de 2011, con la muerte de Susana
Chávez (poeta y activista contra la violencia), en que comienza a
materializarse la unión de aquellos que desde la cultura, el arte, la palabra,
la música, deseaban dar a conocer la situación de una ciudad que el mundo
parecía ignorar y así, haciendo fuerza,
conseguir que, al menos, la comunidad internacional, tenga noticias del terror
y la impunidad bajo la que están viviendo, y que esa visualización presione a
las autoridades para poner freno a una situación que ya dura demasiadas
décadas.
En el mundo, en España, en Salamanca,…
sin que la ideología ni ninguna otra diferencia nos desuna, hemos pedido apoyo
a escritores, actores, músicos, fotógrafos, pintores… y público, para añadir
nuestro pequeño grano de arena a esta cadena humana y enviar nuestro abrazo y
la evidencia de que nos somos insensibles con los que sufren injusticias en
todo el mundo y, en especial, en esta ocasión en Ciudad Juárez .
Cada cadáver sin nombre, cada nombre que
desaparece sin dejar rastro cuenta, como cuenta cada palabra, cada persona que,
cada año, toma conciencia de un problema que no sólo afecta a unos pocos, sino
que nos hace responsables a cada uno de nosotros como seres humanos. Cualquier
aberración, cualquier muestra de violencia, cualquier ofensa y humillación que
un ser humano sufre de sus semejantes es responsabilidad de todos y todos
debemos luchar porque no quede en el olvido.
Gracias, en esta ocasión a todos los que
habéis apoyado este IV Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, a todos los
que, con vuestra palabra, música, pintura, actuación, habéis hecho posible
enviar este abrazo a nuestros compañeros más allá de este océano que nos
separa. Gracias a los que habéis trabajado para que sea posible, a Nacho
Serrano, al Espacio Almargen, a Maribel, a Fernando G., por el apoyo y
esfuerzo. Gracias a todo el público asistente que arropó y abrazó con su
emoción y aplausos a todos los que, de verdad, se sienten violentados e
indefensos. Gracias a los medios de comunicación de Salamanca que han dado
cobertura a la noticia, en especial a rtvcyl Salamanca y a Salamanca RTV al Día
por cedernos algunas de sus fotografías de Pablo de la Peña. Un año más nos
hemos sentido parte de un encuentro que, a nivel mundial, apoya a todos los
seres que sufren, sin ideologías, sin consideraciones al margen de la
solidaridad y el valor de la palabra, la música,… el arte en general y su
expresión pacífica. La belleza, la solidaridad y los sueños pueden cambiar el
mundo. Nuestras armas son esas; gracias por juntarlas en expresión de palabra,
música, pintura y teatro. Gracias por el respeto y la generosidad que nos
habéis regalado a todos los presentes y que en Ciudad Juárez reciben un año
más.
Montse
Villar González
![]() |
Pintura: Sofía Cejuela |
![]() |
Eva Cámara y Mónica Tranque |
Josechu |
![]() |
Fernando Álvarez |
Josechu |
Lara Boyero |
Lara Boyero |
Fotografías de Salamanca RTV, Pablo Rodríguez, Fernando Robustillo y Nacho Serrano.
JOSÉ MARÍA TERRONES (Rápsoda)
AUSCHWITZ
León Felipe
A todos los
judíos del mundo,
mis amigos,
mis hermanos.
Esos poetas infernales,
Dante,
Blake, Rimbaud…
que
hablen más bajo…
que
toquen más bajo…
¡Que
se callen…!
cualquier
habitante de la tierra
sabe
mucho más del infierno
que
esos tres poetas juntos.
Ya
sé que Dante tocaba muy bien el violín…
¡Oh,
el gran virtuoso…!
Pero que no pretenda ahora
con
sus tercetos maravillosos
y
sus endecasílabos perfectos
asustar
a ese niño judío
que
está ahí, desgajado de sus padres…
y
solo.
¡Solo!
aguardando
su turno
en
los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante… tú bajaste a los infiernos
con
Virgilio de la mano
(Virgilio,
“gran cicerone”)
y
aquello vuestro de la “Divina Comedia”
fue
una aventura divertida
de
música y turismo.
Esto es otra cosa…otra cosa…
¿Cómo
te explicaré?
¡Si
no tienes imaginación!
Tú,
Dante… no tienes imaginación.
Acuérdate
que en tu “infierno”,
no
hay un niño siquiera…
Y
ese que ves ahí…
está
solo.
¡Solo!
sin cicerone…
esperando
que se abran las puertas de un infierno
que
tú, ¡Pobre florentino!,
no
pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?
¡Mira!
Éste es un lugar, donde no se puede tocar el
[el violín.
Aquí
se rompen las cuerdas de todos
los
violines del mundo.
¿Me
habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio,
Dante, Blake, Rimbaud…
¡Hablad
más bajo!
¡Tocad
más bajo…! ¡Chist…!
¡¡¡
Callaos !!!
Yo también soy un gran violinista
y
he tocado en el infierno muchas veces…
Pero
ahora, aquí…
Rompo
mi violín… y me callo.
AÍDA ACOSTA
En algún lugar de arena
está la niña
la niña rio
la niña que busca el abecedario
entre las piedras.
En algún lugar
pasea el miedo
el susto es una hoguera
y la madre canta su mar.
En algún lugar
está el niño fusil
el niño de tres dedos y un ojo
el niño que cava la trinchera
el niño abeja.
En algún lugar
está la luz anclada
de su infinitud.
TOMÁS ACOSTA
MALALA
Malala es un poema que nació
mujer, es el acento de la libertad-ariete contra las murallas de la
incomprensión.
Malala dibuja caminos que parten
de la infancia donde arrojan a la
hoguera cruces de palo y lunas de plata.
Malala es palabra espada que
lucha contra el viento.
Cuando los pájaros vuelan, los
peces nadan sus aguas, las plantas crecen libres; Malala dibuja ventanas, Malala dibuja puertas por donde sale el hedor
de la sociedad caduca, de la sociedad podrida.
Malala abre pueblos, ciudades,
escuelas.
Malala se escucha en los
disparos de los asesinos, en el vitriolo que deforma rostros, en la multitud
muda de las naciones, en procesiones que llevan esclavos siglo veintiuno, en
bombas de todas las guerras.
Malala es bandera de sangre,
valentía de paz, la niña ausente, la mujer que nace.
Malala es mujer. La mujer que se
multiplica. Su voz no tiene rejas. Su dolor es llama que grita por los mares.
Cruzan sus ecos, horizontes de
dioses. Camina con el peso de la tierra.
Niños de Tamaulipas. Ciudad Juárez,
Infancia de África. Norte, sur, este, oeste.
Desde Paquistán se abre el
epicentro de Malala, terremoto de conciencias dormidas.
Fluye de Malala un río que cruza
el puente de la necesidad, vislumbra desiertos de pobreza con nombre de
subdesarrollo.
Va allí donde dibujan países en
el aire, deportes de caza de los demás.
Cruza mares, arenales,
vendavales de lluvia y viento que dejan desenterrados cuerpos que no pasarán
más hambre.
Llora desde la inocencia sobre
pañuelos rotos de seda o algodón donde hay niños sin escuela, manos sin pan, bocas cerradas, pies
descalzos, dueños sin nombre.
Deja caer desde su altura
estrellas sobre sombras. Conoce tierra
de tempestades. Nada la detiene en lugares remotos.
Bebe en la joven fuente de su
inteligencia. Insufla el espíritu de
libertad. Siembra en corazones su lucha igualitaria. Cabalga el indómito
caballo de la intransigencia en el rodeo de tiranos que aplauden sus caídas.
Malala
lleva encendida su lámpara en la noche femenina de todos los tiempos.
CHARO ALONSO
Una voz clama en el desierto: preparad el camino a la Bestia. Que
crujan los huesos pelados con el estrépito de la tormenta y que se levante la
tolvanera. No cosáis la cicatriz que no cierra de los más de tres mil
kilómetros de frontera, no sequéis el río Bravo que supura toda la cobardía, ni
calléis el escándalo atroz de las maquiladoras de mano de obra sedientas. La
Bestia no se sacia con la carne de la balacera, no se emborracha de la sangre
del narco ni de corridos reventados de crónica negra. A la Bestia le gusta
mancillar la inocencia, aquella que guardan las mujeres entre las piernas y
lucen ignorantes las niñas como la tuya y la mía que tuvieron la fortuna de
nacer lejos de la frontera y de aquellos que cubren el cuerpo con el sudario
que nunca quiso el Profeta. Esa es la voz que le gusta a la Bestia, aquella que
convirtió en matadero a la Heroica Ciudad de Juárez, estercolero de sueños y
apeadero de trenes. No la de los cronistas del dolor ni la de los Poetas. No la
de los periodistas ni las mujeres de negro que claman por las que no volvieron
de la calle de la Bestia, esa que acecha en los rincones de la casa de la
violencia, en las esquinas y en los descampados, en los tráficos de los hombres
y de los coyotes que te dejan morir en medio de todas las esperas.
Una voz clama aquí y ahora: que se levanten aquellos a los que
callaron de la peor manera. Que el Verbo se haga carne y habite entre las
letras. Que llueva en el desierto y vayan las niñas a todas las escuelas y los
trenes recorran el pespunte cosido del cuerpo resucitado con las vísceras
enteras. Y que la Bestia se ahogue cruzando todas las fronteras y que de nada
le valgan ni lanchas, ni muros, ni vallas, ni migras, ni pateras.
ARANTXA AGUDO
MI ENCARGO
Cosía tu vestido aquella tarde en la que el sol golpeaba la
ventana pidiendo entrar. El calor era sofocante, pero a mi nada me importaba,
tu futuro atuendo me tenía absorta. Había marcado los patrones y cortado la
tela la noche antes. Pase los hilos y lo preparé para la primera prueba antes
de acostarme. Te lo probaste al amanecer, un momento antes de tu partida, de tu
último beso.
Marchaste al trabajo con todas mis precauciones en tu bolso: “Ten
cuidado, no te fíes estate atenta...” Sólo llevabas un encargo “Volver”.
Siempre fuiste juiciosa, una niña muy madura. Cerré la puerta y después de
trastear por la casa me senté a coser tu nueva prenda.
Te hice ese cuello bebé, que tanto te gusta. Cosí pespuntes
sobrehilé costuras, monté las mangas en su respectivas sisas. Hice ojales por
donde los botones pasasen sintiéndose alegres de vivir en tu vestido, de ser
cómplices de la alegría que te produciría
su futuro estreno.
Habías ahorrado de tu miserable sueldo cada mes un poquito para
poder acercarte a aquella tienda donde traían las mejores telas de oriente. Nos
ajustamos un cinturón invisible que nos asfixiaba el cuerpo y nos hundía el
alma.
Yo intenté convencerte de que la tienda de Alfredo también tenía
vistosas telas, pero tu lo tenías tan claro.
-¡”Mamá de Oriente, vienen de Oriente, como los Reyes Magos cuando
eres pequeño, como los sueños.”!
Aquella fatídica tarde, tu ausencia me dijo que algo pasó. Salí a
la calle a buscarte, grité tu nombre y
nadie contestó. Caminé y caminé hasta que el día apareció y no te trajo”.
Alguien me dijo que las camionetas hoy buscaron carne.
Han pasado seis meses, cada día espero que cumplas mi encargo,
aunque reconozco que ahora cuando te busco miro al cielo pensando que estarás
entre los Reyes Magos y los sueños sin dueño que ahora serán tuyos.
Aún no terminé tu vestido, los botones no se dejan coser, las
costuras como mi alma se abrieron solas en canal, sin necesidad de plancha
cuando les comunique tu no regreso.
Para aliviar su pena lo dejé sin acabar, y los dos estamos
atentos, en la espera para momentos antes de que decidas volver terminarlo, que
tú lo estrenes y que el olvido no lo haga viejo.
ALBERTO BLANCO RUBIO
TRAS LA MIRADA DEL ASESINO
Dos monedas,
águila y sol, el estrecho limbo que separa la vida de la muerte. Y, tras los
cristales de mis gafas, la visión distorsionada de aquellas dos mujeres
suplicándome que no las matara. ¿Pero quién son ellas para pedirme perdón, o
quizás lo que algunos llaman clemencia?, ¿por qué tendría que dejarlas vivir?
-No me mate,
por favor- la voz suplicante de una de aquellas féminas me percutió los oídos.
-Cállese
puta, o me cago en la chingada madre que la mato ahora mismo-le espeto con voz
grave y autoritaria.
Mientras las
palabras salen por mi boca, me desplazo lentamente hasta situarme frente a mis
víctimas. Dos chicas jóvenes, bellas sin duda, pero demasiado inocentes aún
como para entender la realidad de la tierra que las ha visto nacer, Ciudad
Juárez. Dentro de unos minutos todo habrá terminado para ellas y yo, tras cobrar
la parte del dinero del rescate que me pertenece, me largaré de este sitio
hacía un destino incierto, pero en el que no pienso volver a preocuparme por
matar. ¡Por fin seré libre después de veinte años atado a las reglas de sangre
y destrucción de los narcotraficantes y los miembros del Ejército Popular
Revolucionario de México!
-Mire, voy a
jugar con usted a algo muy divertido-le digo a la chica que me ha hablado
antes, mientras acerco mi cara hasta su rostro-Voy a tirar esta moneda de diez
pesos mexicanos al aire y me tiene que decir si sale águila o sol. Si acierta,
la dejaré irse en libertad, sino la mataré de un tiro en la cabeza. ¿Qué le
parece?
-No me mate,
por favor, por favor….
-Cállese y
responda de una vez-le espeto en la cara mientras le arreo con la culata de la
pistola en la mejilla- ¿Cara o cruz?
-Águila-la
voz de la chica suena entrecortada y nerviosa.
-¡Qué
lástima que tenga que matarla, sea cual sea el resultado que salga de tirar la
moneda al aire!-pienso para mis adentros.
Tiro la moneda
al aire y, tan sólo un segundo después, empuño la pistola al aire y disparo a
bocajarro al pecho de la chica. Después me giro hacia la derecha y repito la
misma operación con la otra chica, que hasta aquel momento había permanecido en
silencio. Sin embargo con ella, voy un poco más allá y le incrusto tres
disparos en la cabeza.
Después, el
silencio se apodera de aquel viejo almacén mientras la sangre tiñe de rojo la
superficie en la que un día estuvo escrita la palabra PAZ.
Me doy la
vuelta y salgo andando de aquel sitio, aunque aún tengo tiempo para recoger del
suelo la moneda que, tan sólo unos minutos antes, había lanzado al aire. ¡Había
salido águila!.
FERNANDO GIL VILLA
ASÍ HABLABA…
Digo que hay dos lugares en
el mundo:
En uno temen la muerte
Aquí la esconden bajo tierra
O la vuelan con el manto
ceniciento
De pájaro que, taciturno y
Fénix imbécil
Tan deshecho ya de estrellas
Nadie verá renacer.
Allí brilla esa patrona
Con ojos de dragón y
chulería de salón
Me pregunto por qué te gusta
Jugar con la muerte tanto
Bailar con ella hasta la
madrugada
Os digo que hay dos lugares
en mi corazón
Uno para la muerte, otro
para la vida
Y los que pasan de un cuarto
al otro
Son los poetas cuya vida
Es el pasar, y a vosotros
que no sabéis
Que respetar a la muerte es
viajar
Os digo que en este mundo
hay dos razas –únicamente dos razas-:
Vuestros hijos los poetas y
vosotros
Asesinos de poetas.
MARIBEL HERNÁNDEZ MIRANDA
MUJER-ES DESIERTO
-Elegía por Ciudad Juárez-
Dime dónde mueres y
te diré quién eres,
Eva sin pecado
perdida en la ciudad que nada mira:
Criatura despojada,
sombra partida, lengua de arena,
nuevo silencio que se
añade al desierto.
Mujer-es desierto:
carne abierta las
grietas rojas del desierto,
que más que tu lecho
fue tu bandeja,
y ahí se fue
amoldando al espacio inmenso tu alma
que pierde su cuerpo
y su frontera, y sale, y se levanta,
como una bella
serpiente camuflada en el silencio...
Ciudad, ¿dónde está
tu norte?
¿Qué coordenada te
puso a los pies de la mala estrella?
(Y ahora el sueño de
la vida está en dólares...)
De parir tanta
muerte, ¡ay ciudad herida ciudad rajada!
Muerte sin milagro ni
despedida: albas deshechas en luz terminal.
Sangre sin sacrificio
ni ofrenda, que no pide ninguna deidad,
aquí en tu alfombra
de arena (y allá por el campo algodonero);
surgió del suelo de
tu corazón -tan seco ya como el desierto-
muñeca rota, hueso
que de su pulpa se separa,
almíbar amargo la
sangre que se derrama
como una larga lágrima
en el recuerdo.
¡Oh ciudad sin
centinela,
nadie que te prenda
velas en medio del desierto!
Pero la luz se
subleva mejor, entre más tiniebla
y lo mismo la voz,
entre más silencio:
aquí tu grito apagado
que se enciende en mi palabra
como una lámpara en
el rojo infierno.
AGUSTÍN B. SEQUEROS
SI OJOS TIENEN, QUE NO ME VEAN
(Oración mexicana)
Si ojos tienen, que
no me vean.
Que su mirada se enfangue en el odio
Si manos tienen,
que no me agarren,
la boca no me amordacen
ni con sogas me destrocen.
Si pies tienen, que
no me alcancen.
Que mi aliento en la carrera no se agote,
que sus botas no huellen mi morada.
No permitas que me
sorprendan por la espalda,
ni se ensañen en mi cuerpo,
ni desgarren mis entrañas.
No permitas que mi
muerte sea violenta
y quede en
el silencio sepultada.
No permitas que mi
sangre se derrame
y que perros famélicos la laman.
Tú que todo lo
conoces y sabes de mi fe,
tú que eres testigo de su violencia,
no permitas que se llegue a creer en tu impotencia.
No me desampares,
amén.
FERNANDO ROBUSTILLO RODELA
“LA PECOSILLA”
¡Dónde van esos hombres caídos
de los árboles!
¡Los corales cuesta mucho
quitarlos a la mar!
“La pecosilla” era un coral en
la barca de su madre
[a prueba de
olas,
mas también a la deriva entre
huracanes.
Neruda, Gabo, Chavela, amigos de
México,
haced algo por estas muchachas
prepúber
arrancadas del brazo de su madre
[como al bolso en una
Gran Vía civilizada.
Me duele México, Antonio.
¡Cómo ganar esta guerra con
disparos de versos!
¿Bajar y bajar por poemas al
infierno?
Me pena hasta la muñeca que
llevaba “la niña de las pecas”.
¿Era la niña más bella un
negocio, un cuerpo?
Nunca ha vuelto y ha pasado ya
un decenio.
Tanto como ese puente que ha
unido la juventud
[con la vejez de su madre.
Me ofenden los ángeles por no
estar atentos
y el rayo que no cae o cae a
destiempo.
Todo el pueblo sabe que otras
lindas niñas irán al encuentro.
Y las ingenuas madres esconden
el lápiz de labios,
como si un “van gogh” sin marco
fuere un adefesio.
La linda pecosilla fue la
primera en aquel pueblo.
Y la lista fue creciendo.
Hasta que ocurrió lo peor en la
adolescencia.
Lo peor era no estar en aquella
lista.
Como si no la quisieran ni los
demonios.
La juventud intrépida escuchó al
silencio:
“No vuelven, de seguro que están
bien”.
Ahora se roban niñas, se atrapan
incautas
y la serenidad se agita en todo
México.
AMPARO CONTRERAS
NIÑAS DE TIERRA Y AGUA
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzkvKfMk8zQJ12D_IiBfIQGFLMPaxRNOTgD0BMJcprHNA4pgx7REeVOhN9TLiczM32mPmf94wDGzZAy7jarhSgHbhqmNzzvH4Bs_DvtrelThwHLWDcrW17l3XfX7GerYkfB0VoJENWZUpU/s1600/AMPARO+DEF.jpg)
¿Qué hice para merecer esto? Yo, sólo tenía sueños.
¡Contesten por amor a Dios!
¡Quería lucirme por un día! ¡Quería tener un vestido
que deslumbrara a mis amigas! ¡Mi pastel grandotote, con rosas de dulce como
las que llevaría en el pelo! ¡El baile para invitar a todo el barrio! y que me
miraran, que todos y todas me admiraran. Y aunque fuera sólo por un día yo
sería diferente. Por un momento se acabaría el sufrimiento, la pobreza, el
cansancio y el dolor, mi negro destino. Todo me fue negado.
¿Qué pasará ahora? ¿Dónde quedará la tristeza de mi
padre y las lágrimas de mi madre? Lagrimas que derraman en una réplica de las
de tantas madres que han perdido a sus criaturas. ¿Dónde están las Marías, las
Guadalupes, las Glorias, las Petras, las Juanas? ¿Dónde están las mujeres
niñas? las niñas mujeres, las niñas juguetonas, las niñas morenas, las niñas
grandes, las niñas azules, las niñas negras, las niñas de carne, las niñas de
dulce, las niñas de pan, las niñas de agua, las niñas de arena, las niñas de
barro, las niñas sacrificadas, las niñas mártires, las niñas lastimadas ¿Dónde?
¿Dónde están las niñas muertas?¡Por caridad, contesten! Ningún sonido, ninguna
respuesta, pasa el tiempos y sigo sin escuchar nada. Todo lo acalla un rumor
sordo, como de pájaros, de palabrerías, de voces huecas que no dicen nada…
¡Oremos por ellas! ¡Lloremos por ellas! ¡Recemos por
ellas!
ISAURA DÍAZ
VIEJO MURO
un poema habla de cantos
inocentes,
tierras prometidas,
donde el pan nace de debajo de
las piedras
y la lluvia es música.
¡De pronto! vigías del miedo, voces desgarradas,
gritan que ya es tarde para
recoger
la sombra de un sueño,
tus pasos de niebla duermen
entre lilas de piedra.
Abrazadas al viejo muro,
telarañas silenciosas
cubren versos polvorientos,
enamorados del espacio,
donde vive el tiempo que no
despierta.
ELENA
DÍAZ SANTANA
PROMETE
EL DÍA TACTO DE ESPINAS
En esta ciudad
de sueños rotos,
ignoran las estrellas
que el abrigo del hogar,
engaña al miedo
y me siento a salvo,
en los brazos refugio de los míos.
Anhelan mis manos
que nadie apague nuestra sonrisa
y tejen cuentos de esperanza.
Es la noche,
cómplice y testigo
de la profanación de lo sagrado
y yacen los cuerpos,
sobre el polvoriento lecho del desierto,
solitarios, sin nombre.
Solo tu alma mujer
permanece intacta, pura, inalcanzable,
para las sucias manos
de los cobardes,
pues eres templo
donde no caben, los mercaderes.
PEPE
FRUTOS
EN ESTE LUGAR
En
este lugar, los verdugos
te
saludan con sonrisas
-
prestadas por quien ya no presta -
te
miran con el brillo de unos ojos ajenos
pero
es ese brillo lo que huele a cadáver.
En
este lugar, los caminos están
empedrados
de lástima
y
enfangados de humillación y locura
sus
profundos baches, te conducen al abismo
en
el que se ocultan las esperanzas.
En
este lugar, cicatriza el desánimo
formando
siluetas
trazadas
con la desarmonía del terror
-
pinceladas de sangre
invisibles
al poderoso-
En
este lugar, ya no hay lugar
para
tantas ausencias
como
las que provocáis
solo
hay sitio para un exuberante futuro
y
pronto lo ocuparemos.
CRISTINA GARCÍA CAMINO
SÓLO SON MUJERES
Arminé Arjona
el decir mujeres
equivale a muerte
enigma y silencio.
Seres desechables
que desaparecen
cruelmente apagadas
por manos cobardes.
Y todos nos vamos
volviendo asesinos
con la indiferencia
con el triste modo
En que las juzgamos:
“gente de tercera”
“gente de tercera”
“carne del desierto”
sólo son mujeres
una nota roja
viento pasajero
que a nadie le importa.
JOSE MIGUEL GARCÍA SÁNCHEZ
HOY
Hoy (hoy es muchos días; días en los que quiero creer
en el Mundo; días en los que quiero creer en mi capacidad para decir algo; casi
todos los días) he soñado un sueño de libertad, de tolerancia, de ausencia de
opresión.
El sueño soñado me presentaba una sociedad en la que,
ni en Ciudad Juárez, ni en ninguna otra parte del Planeta, se asesinaba, se
comerciaba con la carne humana o se mutilaba la infancia de un niño.
El sueño soñado me presentaba una sociedad en la que
no había paraísos soñados que buscar, porque no había infiernos en la Tierra de
los que se tenía necesidad de escapar.
El sueño soñado me presentaba una condición humana
(condición humana se escribe con “H”) presidida y dominada por el amor (que,
también debería escribirse con “H”), en la que sí era posible que los
revolucionarios no se convirtieran en torturadores; en la que sí era posible
que, en las ciudades que llevan los nombres de esos revolucionarios, no se libraran
brutales batallas o se sufriera un continuo goteo de víctimas de la avaricia
(eso, sí que se escribe sin “H”). Batallas de pesadilla en territorios de
frontera; batallas porque hay fronteras, batallas porque pocos seres humanos
son humanos.
Desperté de mi sueño y, me puse a batallar (a escribir
éstas líneas) porque quiero creer (creer con “H”) que el sueño es vida.
JOSÉ
GONZÁLEZ
UN
LUGAR EN EL MUNDO
La memoria, esa fortaleza que madura las arrugas
y asienta ese mundo donde crecer, jugar y ver llover.
Ese lugar de gotas de rocío
donde brilla el futuro sobre los charcos.
La poesía, ese rastro de sal en el dulce,
un llanto donde ahogarme en sonrisas,
morir en las manos de tus letras
y llegar a ese paraíso que es la vida
en un pálpito, un latido, un impulso
para finalmente amanecer
y sentir tu piel sobre mi pluma.
La música, esa llamada que ilumina rostros,
las melodías que respiramos cuando vivimos,
los timbales motivando el salto,
ese salto sobre las heridas,
las que cicatrizan a base de impactos,
saltando al vacío.
La ilusión, mi esperanza por un destino en su ombligo,
ligado al mañana, en un viaje de olor a menta,
violento y húmedo como el sexo bajo la tormenta.
Ellas, libres de su tela de araña,
respirando valientes, sin miedo a nada.
Tumbadas sobre las notas
con una ternura que arde, luminosa, cálida,
empalando mi mundo, tu mundo.
MARÍA ÁNGELES GUTIÉRREZ
Y hablarías de ello
limpiamente
Laia López (La mujer cíclica)
La noche me invita a bajar la escalera babélica
del deseo. Soy torpe. Me pregunto si caeré, si podré llegar, si me pondré a
saltar a la pata coja en el punto de vértigo. Las piernas tiemblan. Primero un
paso, después otro. Qué suerte que pudimos conjurar el rito de las
desapariciones.
Mi boca se clava en el espacio vacío de átomos
sin vello. He descendido el primer piso con los ojos abiertos. La noche me reta
a cerrarlos, a escanciar el néctar ácido de los cuerpos que aguardan dispersos
en un lienzo antiguo. En realidad, no sé si alguien me espera. Toda la vida
pensé que nadie iba a esperarme, que era yo la que tenía que andar buscando por
lugares oscuros. De modo que icé mi dolor a lomos del viento, lo amasé y volví
a parir mi cuerpo. Era hermoso en su extraña mutilación.
Quiero llegar al lugar imposible.
Ahora sé que el tramo era infinito, caracola de
las lenguas macerando las palabras del agravio, manos en la fuga al encuentro
de las diosas tiernas. Carne, atlas, reverso de piel despiadada mordiéndome,
urgiéndome para que no regrese. Abrevadero de la muerte primera, la muerte
embelesada, la que marca los caminos que no seguiremos y por los que estaremos
dispuestos a volver a morir. Allí voy a partir con mis recuerdos. Fósil atento
a todos los engaños. Tristeza de las aguas desbordadas.
JUAN CARLOS LÓPEZ PINTO
ARROJADAS AL SILENCIO
Me
pregunto por qué lloran
Y
miran al suelo,
Desnudas
en la luz,
Las
que andan por las calles
Buscando
un mundo imposible.
Por
qué se ha perdido la esperanza
Y se
sienten el reverso del futuro
Después
de haberlo soñado todo.
Quién
sabe si son pura alegoría,
Una
larga canción de despedida,
La
carga de dolor de cada gesto
Que
renuncia a cualquier ilusión.
Qué
sé yo si están en tierra conocida,
Cuando
los días van borrando la libertad
Y el
alma que les hizo.
Desconozco
por qué este tiempo
Ha
arrojado a tantas mujeres al silencio,
Ni
quién empuja a quién
En
dirección a la vida,
Si
ya no queda aliento en sus ojos.
Y
aunque pase de largo la poesía,
Perdida
ya su hacienda,
Y un
rito no alimente,
Sólo
te diré una cosa:
Dónde
tú, estaré yo.
Ese
será nuestro paraíso,
El
primer día, después de todo.
VICENTE MARTÍN ALONSO
Tú,
que amas en destreza las tinieblas, con el canto loco del gallo, media luna que
te mira,
Es
Vedrá, ú dos mil kilómetros por cien
beso, no imaginé la brisa, que nunca lastima,
y
sin embargo, todo lo lleva,
sobre
el vacío sonoro,
la
espalda de un hasta siempre, sin razón para suspiro, la puerta, antaño dulce
supervivencia,
tiñe
de miedo, la por delante sombra es hoy,
tras
estrechar sus calles,
prende
la boca sin oxígeno, apagando la espera, sin vista,
a un
cajón el desierto,
que
abierto sin llave,
tú
sumisión expresa contiene,
ni
un por qué, ni siquiera cómo,
asoma
el cuándo, tan visceral,
ya
recuerdo...
[De Santa Inés]
JOSE AMADOR MARTÍN
I
Todos los días, cuando los gallos cantan en la
madrugada
a sangre de los hombres llueve a
chorros sobre mi cabeza
a tiempo para la desesperanza, me llega
el paraguas de la verdad herida
las palabras difusas de un hastío comunicado…
Las espaldas de los hombres,
comerciantes de la paz
a nivel de intereses personales, se
ensanchan
y en su ensanche hasta lo indefinible
la verdad se hace estrecha hasta la
muerte…
la verdad que llega veloz
encaramada en un misil o en un tiro
furtivo
que casualmente abate a un hombre
o a miles de hombres que vagan sin cesar
por los campos, en brazos de la muerte.
Toda la tierra clama por un dolor
inmenso
que nos conmueve el alma
que nos anula
que nos hace partícipes, en el silencio
atroz,
en cada lágrima de todas las vidas
masacradas.
Nuestra arma es un verso
una palabra que no se puede ocultar,
que hay que decirla,
cuando el hombre es dueño de la vida y
la muerte,
cuando sentimos caer la sangre cual
lluvia en la mañana.
Será en África?,
América?,
Asia?
o acaso será en Europa? …
¿Dónde se poblará de muerte la memoria,
mañana al despertar?
Hijas del llanto, mujeres de Ciudad
Juárez, hijas de la Ignominia
en fronteras de esperanza, en
desdibujados sueños
en las que vivir tiene un precio y morir
cuesta tan poco.
Llueve la sangre
Hijas de la muerte, extraño acontecer de
días ocultos,
niños de todas las calles del mundo
muertos inocentes que pueblan las
crónicas de guerra
II
Será entonces,
cuando los gallos canten en la madrugada
cuando el dolor se crezca.
Crezca cuando compartido
con el silencio del alba
quede flotando en el aire el último
átomo de tu perfume
O acaso, cuando los gallos canten en la
madrugada,
ya no exista,
en el vacío comunicado al Universo
de mis hermanos muertos…
Acaso entonces no haga más que añorarte,
verdad,
en la esperanza de libertad que se nos
quita.
(Versión
extendida)
SOFÍA
MONTERO GARCÍA
RETAZOS DE UNA VIDA
La
piel se inunda de inquietud.
Mujeres,
al
borde de su yo,
habitan
en el tiempo.
Desnudas
de paz,
caminan
desterradas
con
el silencio del miedo.
La
mente
se tiñe de pasión,
adorna
las palabras
que
acompañan a la muerte.
Voces,
en
el rincón del sentimiento,
desgarran el sonido
para
llorar al hombre
violaciones
imborrables,
pensamientos rotos
en
la herida del recuerdo.
Desierto
está el amor
en
el oasis de la vida.
VICTORIA PELAYO RAPADO
ZURDO
Los cinco a la vez mostraron los
puños con los fósforos, el Zurdo miró el suyo, que sobresalía mutilado por
entre los dedos gordos y sucios, y tragó saliva. Había perdido y el trabajito
aguardaba en el agujero. Pinche suerte la suya que siempre le tocaba lo más
malo. Los otros se echaron a reír y a darle palmaditas.
-No se me apure, pendejo, es
tiernita –dijo uno.
-Piense en la plata y le será más
fácil enfriar –dijo otro.
-Aquí le dejo esto, para que le
facilite –dijo un tercero, sacándose del bolsillo una navaja que, al abrirla,
formó una uve brillante bajo el sol.
En ese instante lo supo, fue cuando
dijeron que lo echarían a suertes, sin pelearse, sin insistir, amañaron los
fósforos para que él sacase el más corto. Además, ellos ya se habían bautizado,
como les gustaba decir, Solo faltas tú, le acusaron, y le extrañó que no se
revolvieran, al contrario, se quedaron bien mansitos porque sabían que el
trabajo lo haría él, y él no podía negarse, porque las reglas tácitas del
negocio hablaban clarito, aquí trabajamos
todos en lo mismo, y al que se escabulle, puerta. Entonces recordó la cara
de su madre y las de sus hermanos, en las que solo se veían ojos. Apenas había
pasado un mes desde que comían caliente y sería duro decirles que la calle los
esperaba, para mendigar a unos y para robar a otros. Se levantó y recogió la
navaja, la abrió por completo y comprobó el filo. Enseguida un punto rojo
apareció en el dedo. Apretó el mango con la izquierda y dejó caer el brazo, con
la hoja apuntando hacia delante.
Bajó los peldaños, despacio,
decidido, adentrándose en la negrura hasta que su sombra se confundió con las
sombras excepto por el destello que brilló en la hoja, reluciente y afilada.
MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ
HAIKÚS DE CIUDAD JUÁREZ
Ciudad cuchillo.
En los mapas la infamia,
su corte limpio.
∞
Brújula rota.
El desierto se extiende
hasta la boca.
∞
Sierpe y abismo.
La palabra mujer.
Roto bisílabo.
∞
Muerden los lobos.
Orejitas desnudas,
viento y abrojos.
∞
Negra mazurca.
Palabras que zozobran.
La tajadura.
∞
Feminicidio.
La violencia insolente.
Flor y castigo.
∞
Ronco alfabeto.
Al nombrar Ciudad Juárez
arde el silencio.
a Juan Armando Rojas Joo
MARÍA DEL CARMEN PRADA ALONSO
SIN DÍA SIGUIENTE
Asomas tu cuerpo a la luz no
poseída,
que llega, como siempre,
cruzándose con los espectros sin
manos
Corren bajo tus nubes
imaginarias
los ecos de las lágrimas no
nacidas,
que llenan los claros del dolor.
Cada segundo empujas las dunas
cenicientas del miedo,
dejando la huella de tus pisadas
sin ruido,
silenciando la sangre del latido
amordazado.
Fijas el mundo al suelo para
poder guiarte,
sin correr las cortinas de tu
vida,
buscando no encontrar la mirada
asesina.
En tu alacena sin luz
escondes las especias de tus
sueños,
con susurros de pieles apretadas
que sucumben al horror.
Ante tus ojos pende el racimo de
uvas al que el tiempo
va arrancando una a una,
descubriendo el tétrico
esqueleto
que empieza a anunciar la
desnudez total.
Seguirán de las vides brotando
más racimos,
y más irán perdiendo su abrigo,
y más esqueletos irán llegando.
Sientes el miedo en tu destino
que se burla de tu inocencia
al creer que puedes guardar las
que quedan
para una mesa sin día siguiente.
LUIS RAMOS
A PESAR de lo escrito.
Aunque las puertas parezcan ya abiertas,
Juárez sigue olvidando a sus mujeres,
la semilla de su luz y anega la vida.
Y si lo vergonzoso es el silencio,
lo terrible es que aún siguen muriendo,
continúan vejándolas y las asesinan.
Es más sencillo huir,
salir corriendo, y de nuevo callar,
esconder otra vez los gritos y las violaciones.
Pero si el miedo a hablar aparece y en su
temblor
simula no ver nada,
no dejará su sombra nunca,
ni nosotros tampoco, de ser cómplices.
¡Nunca jamás!
Sería más fácil marcharse,
no pensar, segar la verdad
cuando los desengaños se intoxican
y la sangre embarrada de rutina
se va haciendo grano y engorda
sus trampas con los miedos de la gente.
Pero la puntería de la voz,
el pulso,
la potra loca de las iluminaciones,
siguen creciendo en tanta claridad como queda
cuando la contundencia
y el relámpago certero de un verso anuncia:
¡Juárez sigue olvidando a sus mujeres!
SALUD ROMANOS
DESCALZA
Descalza, llegó descalza...
Desnuda, amaneció desnuda, llena de flores que
nacían de entre sus arterias desgarradas que dejaban entrever sus huesos
dulces, apenas sin estrenar, ante la inminente presencia de la primera luz del
sol.
Su cuerpo, semienterrado echaba raíces desde la
tierra seca y agrietada hacia el núcleo del firmamento mientras, sus ojos casi
ciegos ya para ver el mundo, aún derramaban unas lágrimas brillantes,
constantes y tercas como estrellas vueltas hacia el azul....- (ese brillo que
la incomprensión más profunda del alma causa), el dolor de mirar a la muerte de
frente pero con dignidad, con la fuerza de saberse entera aunque te rompan.
María arrodillada por el insoportable estallido
de sus huesos rotos que con troncos viejos de maderas muertas le han quebrado
las piernas, María cae.....Cae .María, siendo consciente de la integridad de su
corazón
Serena, llegó serena a la caja de madera,
blanca y triste, a la caja que por última vez la vistió.
Suave, llegó suave María con sus labios sin
estrenar, transparente llegó transparente para que el asesino que la destrozó
mientras la embestía rasgando su frágil piel pudiera como si de un espejo
cóncavo se tratase ver reflejado su rostro del gozo que causaba mientras hacía
crecer en María la mayor de las ternuras, su perdón (ese regalo que las mujeres
sostenemos entre las manos mientras nos asesina el más insoportable dolor)..
María, no murió aquél día
Él en cambio sí, él se vació
Fue él, y fue aquél día, el día en el que el
Hombre murió.
AJO DIZ
“La muerta apareció en un pequeño descampado en
la colonia de Las Flores. Vestía camiseta blanca de manga larga y falda de
color amarillo hasta las rodillas, de una talla superior…. Esto ocurrió en
1993. En enero de 1993. A partir de esta muerta comenzaron a contarse los
asesinatos de mujeres. Pero es probable que antes hubiera otras. La primera
muerta se llamaba Esperanza Gómez Saldaña y tenía trece años. Pero es probable
que no fuera la primera muerta. Tal vez por comodidad, por ser la primera
asesinada en el año 1993, ella encabeza
la lista. Aunque seguramente en 1992 murieron otras. Otras quedaron fuera de la
lista o que jamás nadie las encontró, enterradas en fosas comunes en el
desierto o esparcidas sus cenizas en medio de la noche, cuando ni el que
siembra sabe dónde, en qué lugar se encuentra”. Roberto Bolaño. 2666.
Un tipo te ata con grilletes a la pared
encalada. Te abofetea. Te escupe a la cara y exhibe su verga. Agarra una navaja
y traza en tu piel líneas que no purgan el terror que dobla tus piernas. No es
el pasado, ni una película, ni una leyenda, no es una ficción ni la letra de
una ranchera: “Consigue una pistola si es que quieres o cómprate una daga si lo
prefieres, y vuélvete asesino de mujeres… Mátalas, mátalas con una sobredosis
de ternura, asfíxialas con besos y dulzura”. Es la mano que golpea, la culata
de una pistola, las cuerdas o el látigo. Las noches sin luna, la sed y el
hambre, y otra vez sus vergas hinchadas, el cuchillo que atraviesa tus
entrañas, los huesos que se rompen. La piel en el polvo, la sangre en el polvo,
lágrimas en el barro, los pechos desgarrados y las nalgas violáceas. Los puños
sellan tus labios. El peso de sus grasas, de sus litros de tequila, de sus
pistolas, agosta tu cuerpo excoriado. La furia de los chacales estrangula tus
miedos para siempre.
15 de julio de 2014. El cadáver de Victoria
Landeros Moreno de 28 años apareció en una vivienda derruida en el poblado de
S. Agustín en el Valle de Juárez. El cuerpo estaba desnudo y en avanzado estado
de descomposición. Había sido violada. La causa de la muerte fue traumatismo
craneoencefálico severo.
ANA S. DÍAZ DE COLLANTES
UN MUNDO AL REVÉS
presenta las manos vueltas,
adolescentes palmas níveas
sobre la hierba fresca.
Algún matiz dorado
refleja apenas la vida púber,
ahora cristal de cieno,
sobre las manos yertas.
Memoria infalible
de invisible cabello al viento.
Memoria para siempre perdida
de helada sonrisa al cielo.
Memoria, Mujer, que fue de vida,
rasgada, mortal memoria,
profunda
sobre las manos blancas,
memoria al fin, entre las manos
quietas.
MAMEN SOMAR
In memorian
Todo ha quedado en ámbar.
La vida golpea como una rama
partida por el rayo,
en el cristal de una ventana
y ese eco a vidrio roto,
se hunde hasta las venas más
finas de la insistencia.
Murmuro entre sus fisuras...
Recuérdame,
si me olvidas moriré dos veces.
Se entumece el día y las horas
quedan hueras.
Arañan un poco cuando pasan,
ahora que ya no habito en ellas.
Y un tumulto de arena asienta
sobre las calles por donde la
mujer que veías pasar cada día, uno, no pasa.
Como un desierto quedan las
aceras,
si no gritas mi nombre en mitad
de este silencio.
Di mi nombre
Di, que quiero volver a casa.
En ámbar ha quedado todo.
Yo, ya no estoy.
Hay una rama que roza mi cuerpo,
caída, roto.
Qué sea tu mano, tu boca, quien
me levante.
Recuérdame,
recuérdame, porque si me olvidas, moriré dos veces.
TOÑO BLÁZQUEZ
VERSOS CONTRA BALAS
Estar vagando entre la niebla
oscura,
en río cada sorbo de miedo una
crecida
y la esquina combada en
sepultura.
De norte y sur se explican las
veletas;
este y oeste y vientos las
arrullan…
ondean en sangre lobos que
aúllan
y quieren dejar sin vientre a
los poetas.
Mas la vida seduce cuentos
milagrosos…
en los que versos y balas
batallaron
y fuera milagro que ver versos a
millones
tuvieron sentido y garras como
osos
Y mudando la muerte por la vida
consiguieron
que lo escrito reviviera –por
fin- los corazones.
JUAN ÁNGEL TORRES RECHY
Ciudad Juárez nos congrega con espíritu fraterno
Ciudad
Juárez nos congrega con espíritu
fraterno.
El dolor nos mueve a la unión, y
la unión nos mueve al amor,
con arte y un diálogo,
Verdea nuestro espíritu la
esperanza.
Mana en la tinta nuestra alma,
sobre el papel de la tarde.
Llega con su viento a la puerta
el otoño,
y entra por la ventana el
misterio de ser.
Vivimos el dolor de nuestros
hermanos juntos.
Somos una Tierra (el mar cogió
su color de nuestros ojos).
Aunque el peso de la vida haya
vencido nuestro brazo,
siempre habrá un pájaro y una
persona,
con trinos atemperados y sabias
palabras,
que echen luz sobre la certeza
de la noche,
y nos ayuden con la carga de
abrojos y cardos.
Siempre a la vuelta de la
esquina,
en torno al fuego se reunirán
las personas,
para encarnar con su palabra de
uva,
la verdad del sol y la nube,
que conocieron justos desde
antiguo, los pueblos de México.
MONTSERRAT VILLAR GONZÁLEZ
MI PIEL BAJO TUS UÑAS
Limpia bajo tus uñas
la piel que arrancaste
Asea tu cuerpo lentamente
mientras recuerdas como,
después de infinitos minutos,
conseguiste que dejara de
temblar.
Olvida, bajo el techo que te
cubre
que yo también tengo una familia
a la que la madrugada arranca el
sueño
para recuperar el cuerpo
que tú abandonaste en cualquier
descampado.
Abraza, bajo este sol hiriente,
en la acera de tu hogar
a la niña que has visto parir
y que quizás nunca muera
entre las piernas de ningún
hombre.
Lava, lava tus uñas de la
miseria
que arañar mi cuerpo ha
engendrado.
Limpia las manchas de dolor
de la tierra que cubre cada
noche
las esperanzas y los destinos
sobre el asfalto, ya muertos.
Prensa:
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